domingo, 19 de julio de 2009

CINE ANAR

El domingo 19 de julio el Club Rotaract de la Ciudad de México, nos invitó a visitar a unos niños de la casa ANAR en Santa Cruz Acayucan para compartir con ellos, pasarles una película con palomitas y un juguito.

La visita fue todo un éxito: en el momento que entramos, los niños corrieron a recibirnos en su casa. Emocionados, jugaron con nosotros y nos aceptaron como si fuéramos parte de su “familia”. Todos los niños nos saludaban y se presentaban, desde los chiquitos de 5-6 años, hasta el más grande , de 13 años.

Después de un rato de pláticas y juegos con los 13 niños que estaban allí, pusieron la película (La Era de Hielo2) y los jóvenes de Rotaract repartieron las bolsitas de palomitas y un juguito a cada persona que estaba la casa. Aparentemente, la mayoría, sino es que todos los niños ya habían visto esta película, pero con alegría la volvieron a ver y disfrutar.
Cuando se acabó la película, todos nos pusimos a limpiar la sala que había acabado bastante sucia por las palomitas: Grandes y chicos, barríamos, recogíamos y tirábamos la basura con el mismo gusto con el que habíamos llegado y con el que nos habían recibido. Cuando acabamos de limpiar, cada niño recibió 2 bolsitas de dulces que, felices, abrieron y/o guardaron.

El plan, normalmente, había sido que sólo llegáramos, les diéramos las palomitas, les pusiéramos la película y finalmente que nos fuéramos después de verla, pero después cambió: el domingo era el día en el que los niños iban al parque que se encuentra a una cuantas cuadras de la casa, y para jugar y convivir con otros niños. Dentro de todos los de Rotaract y los que veníamos de “colados” había crecido un amor y ternura por estos niños y fue entonces que decidimos (los que todavía nos podíamos quedar otro rato) que ¡iríamos con ellos al parque!
En el parque jugamos, se acabaron una (o quizás hasta las dos) bolsita de dulces y nos divertimos mucho. Nos subimos a los juegos y los muchachos de Rotaract se pusieron a jugar al futbol con los niños de la casa como si fuéramos viejos amigos.


Estoy muy feliz que esta actividad se pudo realizar y de que tuve la oportunidad de convivir con todos. Estos jóvenes de Rotaract se han puesto el reto de realizar dieciocho actividades en favor de la comunidad en un año.
Los esfuerzos de los de Rotaract son visibles y espero que jamás se les quite ese entusiasmo.
Simplemente acabaré este no tan pequeño resumen del domingo felicitando a los jóvenes de Rotaract y repitiendo que fue todo un éxito la visita a esa casa llena de niños amorosos y adorables y dándoles las gracias por haberlo compartido conmigo.

Natania Perelson